Se Forma una Nueva Diócesis

Después de años de especulación, el Arzobispo Jean Jadot, Delegado Apostólico de los Estados Unidos anunció en julio de 1978 que el Papa Pablo VI había creado la nueva Diócesis de San Bernardino. Tomaría la mitad norte de la Diócesis de San Diego – los condados de San Bernardino y Riverside.

Como es el caso en la actualidad, el crecimiento fue un factor determinante en la decisión de crear la nueva Diócesis de San Bernardino. Los líderes eclesiásticos en esos momentos reconocieron que los condados de San Bernardino y Riverside habían establecido una identidad nítida en sus comunidades parroquiales.

En una declaración preparada en julio de 1978 el Obispo Leo Maher, quien continuó guiando a la Diócesis de San Diego, dijo, “Como un hijo que ha crecido y emprendido su propio camino, vemos desde la distancia su continuo progreso.”

Tal vez no fue por accidente que el Padre Phillip Straling, oriundo de San Bernardino, fue elegido para guiar la nueva diócesis como su primer Obispo. El Cardenal Timothy Manning ordenó al Obispo Straling en Raincross Square en Riverside el 6 de noviembre de 1978, señalando así el establecimiento oficial de la diócesis. La parroquia del Santo Rosario en San Bernardino, en la cual el Obispo Straling recibió el bautismo en 1933, fue nombrada parroquia Catedral de la nueva diócesis.

De acuerdo a la edición de julio de 1978 del periódico de la Diócesis de San Diego, Southern Cross, el Obispo Straling heredó de la “madre diócesis,” 85 parroquias, 235,665 feligreses, 171 sacerdotes y 31 escuelas católicas.

Por supuesto, la historia católica de los condados de San Bernardino y Riverside data de más de un siglo antes de la fundación de la diócesis. Los colonizadores pioneros arribaron provenientes de Abiuqiu, New Mexico en 1842 para fundar el primer poblado en el Valle de San Bernardino y le llamaron Agua Mansa y a su parroquia San Salvador. Después de la gran inundación de 1862, muchos de estos pioneros se mudaron a lo que en la actualidad es el sur de Colton y organizaron otra iglesia con el mismo nombre en 1893.

Con la excepción de San Salvador en Agua Mansa, las otras parroquias pioneras han sobrevivido para celebrar sus respectivos centenarios. La lista hasta la fecha incluye:

  • San Bernardino, San Bernardino (1862)
  • San Francisco de Sales, Riverside (1886)
  • San Francisca de Roma, Wildomar (1887)
  • Santa Ana, Needles (1888)
  • Preciosa Sangre, Banning (1890)
  • San Anthonio, San Jacinto (1890)
  • San Salvador, Colton (1893)
  • Sagrado Corazón, Redlands (1895)
  • San Eduardo, Corona (1896)

La escuela más antigua que aún opera esSagrado Corazónen Redlands, la cual abrió sus puertas en 1897. Las que le siguen en antigüedad son San Francisco de Sales en Riverside (1918) y San Jorge en Ontario (1920).


Una Historia Detallada

Con el aumento desmesurado de la población católica a mediados de los setentas, la necesidad de servicio y ministerio más directo a las áreas de las afueras tanto de la Diócesis de Los Ángeles como la Diócesis de San Diego originó una creciente tensión y un deseo de “autonomía.”

Ese deseo se concedió primero en la tierra del reino “mágico”, cuando las comunidades de Santa Ana, Orange y Anaheim vieron “desaparecer” sus una vez hermosos naranjales para dar paso a los miles y miles de nuevos hogares que, en 1976, llegaron a ser responsabilidad espiritual de la nueva Diócesis de Orange.

Las noticias de una nueva Diócesis adyacente a la suya emocionó a la gente del este. Si pudo pasar una vez, continuó la especulación, ¿por qué no dos?

Tres años antes, cuando el Obispo de San Diego Leo T. Maher asignó al recién nombrado Obispo Auxiliar, Gilberto Chávez, para que se hiciera cargo del ministerio en el norte, se llegó a la conjetura que el Obispo Chávez guiaría la nueva Diócesis.

Sin embargo, no fue así. Para desilusión de muchos en la comunidad hispana, el Obispo Chávez fue reasignado a San Diego.

Con el liderazgo diocesano concentrado en San Diego, comenzaron con intensidad los esfuerzos de convencimiento para afianzar la ubicación de una futura catedral en una de las ciudades principales en la región. Tanto Riverside como San Bernardino se percibieron como contendientes inmediatas, puesto que eran ya las sedes gubernamentales de sus respectivos condados.

Pero otras comunidades esperaban que la peculiar geografía de la región, que incluyó tanto al alto como al bajo desierto, podrían hacer sus localidades más céntricas a cualquier nueva administración diocesana.

Afortunadamente, las próximas celebraciones del bicentenario templaron la situación pues la atención se enfocó en el orgullo y herencia de los Estados Unidos de América.

El 17 de julio de 1978 se establecería finalmente la Diócesis número 170 en los Estados Unidos, la Diócesis de San Bernardino.

Tomando el territorio norte de la Diócesis de San Diego, sus límites físicos fueron seleccionados para ser confinantes con los límites combinados de los condados de Riverside y San Bernardino, un área total de 27,300 millas cuadradas.

Cuando estallaron las noticias, el Padre Phillip F. Straling, el hombre designado como primer Obispo de la Diócesis, estaba de visita en África. A su regreso, escogió como catedral su propia parroquia, el Santo Rosario, de la cual había sido párroco desde 1974.

La tercera parroquia en antigüedad en San Bernardino, el Santo Rosario, había celebrado su 50º aniversario el año anterior.

Dándole el nuevo nombre de Catedral de Nuestra Señora del Rosario, el Padre Straling hizo notar que la iglesia había servido fielmente al pueblo del lugar en su función criadora como “Madre Iglesia” de nueve parroquias misiones.

El siguiente paso fue convocar a las diversas comunidades y culturas que componían la Diócesis a unificar sus esfuerzos en apoyo a Straling en la intimidante tarea de reunir y dirigir un equipo diocesano de transición.

Los primeros días del Obispo fueron mayormente dedicados a conducir entrevistas para llenar puestos vacantes en la Diócesis y escuchar y abordar las necesidades de la diversa comunidad.

Conocido por su estilo de liderazgo en equipo, Straling convocó prontamente a los 128 sacerdotes de la nueva Diócesis a un retiro de dos días en El Carmelo Casa de Retiro en Redlands en donde los sacerdotes y el obispo pudieran conocerse. Para pastorear mejor a los 235,665 católicos de la Diócesis, él necesitaría la opinión y el apoyo de sus hermanos sacerdotes.

Pronto se vivió la euforia de ser finalmente una Diócesis. Veinte días después falleció el Papa Pablo VI, el sucesor número 261 de San Pedro. Straling fue el último obispo que nombrara el pontífice de 80 años. Los ojos de los fieles se volvieron a Roma en donde comenzaron a reunirse los 111 cardenales de todo el mundo elegibles para votar. El Cardenal Albino Luciani de 65 años, a quien se le conocería posteriormente como el “Papa de la Sonrisa,” fue elegido en la cuarta boleta. Eligiendo el nombre de Juan Pablo I, apareció en el balcón papal y saludó a la multitud que esperaba en la Plaza de San Pedro.

Desafortunadamente, su reinado duró escasos 33 días. Antes que su anillo papal, el símbolo de su autoridad, fuera grabado, lo encontraron muerto de un infarto. Los cardenales se reunieron de nuevo, esta vez para nombrar al sucesor de Juan Pablo.

Sorprendieron al mundo rompiendo la tradición y nombrando a Karol Wojtyla, Arzobispo de Krakow, Polonia, el primer Papa no italiano en 455 años. Eligió el nombre Juan Pablo II, en honor a sus tres predecesores.

Los noticieros mundiales hicieron notar que Juan Pablo II, a la edad de 58 años, era el Papa más joven elegido en 132 años. Era también el primer polaco.

Puesto que la atención de los medios de difusión no cubría ya las elecciones papales, los reporteros locales comenzaron a enfocarse en las venideras ceremonias diocesanas de ordenación del 6 de noviembre en Raincross Square en Riverside.

El Reverendísimo Phillip F. Straling recibió la ordenación ante una multitud, con un lleno total de 2,800 fieles. La celebración bilingüe fue transmitida en vivo en una estación de televisión KSCI, Canal 18.

Evocando el tema de unidad, 40 parroquias crearon estandartes para la celebración y cantó un coro de 135 miembros, representando a 12 parroquias.

Además, la música de un grupo en español y el coro evangélico de la Parroquia San Antonio en San Bernardino reflejaron la diversidad cultural de la nueva diócesis.

Inmediatamente después de su ordenación, el Obispo Straling expresó las esperanzas de todos en la diócesis cuando dijo, “Debemos tener una unidad, una unidad en el espíritu. Somos colaboradores con Cristo Jesús en Su iglesia.”

Esta celebración de unidad y diversidad establecería el matiz para el futuro de la Diócesis de San Bernardino.

La composición étnica de la comunidad diocesana cambiaba rápidamente. Desde 1973, el crecimiento de la población hispana en los Estados Unidos había aumentado en un 14.3 por ciento a un total de 19 millones.

Para febrero de 1976, las estadísticas estimaron que el número de hispanos en California era 3.3 millones. En Texas era 2.56 millones. Además de los hispanos, las cifras incluyeron personas de España, Centro y Sudamérica y hasta las Filipinas.

Los Administradores del Censo de 1980 tratarían de basar sus cifras más claramente en los orígenes étnicos de la gente. La diversidad de la población de la Diócesis siguió de cerca la historia del estado en su totalidad.

El Obispo Gerald R. Barnes creció en California, y regresó de Texas como rector de Asunción – San Juan Seminario para ser instalado como Obispo Auxiliar el 18 de marzo de 1992. Ayudó al Obispo Phillip Straling en la conducción de visitas episcopales, Confirmaciones y asistió a funciones diocesanas y comunitarias.

El Papa Juan Pablo II lo nombró Obispo Diocesano el 28 de diciembre de 1995 y celebró su instalación el 12 de marzo de 1996 como segundo Obispo de la Diócesis de San Bernardino.